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Por Thalif Deen

NUEVA YORK, (IPS) – El secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, ha lanzado estos días un llamamiento, no exento de polémica. Los medios de comunicación no deberían centrar su atención en los actos incendiarios La alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, también se ha mostrado molesta con la cobertura informativa de las manifestaciones multitudinarias en los países árabes sobre el video de Mahoma, y sostiene que la mejor forma de lidiar con las provocaciones, incluida la intolerancia religiosa, es ignorarla, y subrayó, «eso es lo que no hacen los medios precisamente».

»Actos deliberados y repugnantes como estos deberían verse privados del oxígeno de la publicidad», urgió, refiriéndose a la reacción en el mundo islámico por un vídeo ofensivo hacia el profeta Mahoma, a la guerra civil de Siria, a los atentados suicidas en Iraq y Afganistán y a las manifestaciones violentas en Pakistán. En un Foro de Alto Nivel, el director general de IPS, Mario Lubetkin, recordó que la Asamblea General de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), en su Declaración sobre una Cultura de Paz, hizo un llamamiento a un mejor entendimiento, a la tolerancia y a la cooperación entre los pueblos mediante, entre otras cosas, un apropiado uso de la tecnología y el flujo de la información.

La resolución, adoptada por consenso en 1999, también apoya el importante papel y la contribución de los medios en la promoción de una cultura de paz y garantiza la libertad de prensa, así como de información y comunicación. Lubetkin destacó que se podrán hacer muchos análisis sobre los cambios tecnológicos que experimentaron los medios y, en especial Internet, en los últimos años, pero sin duda «podemos asegurar que los valores e ideas que la Asamblea General promovió en 1999 siguen siendo totalmente válidos en la actualidad, en septiembre de 2012».

Pero no se trata de las herramientas sino del contenido, qué se transmite, pues las vías de divulgación se han multiplicado de forma exponencial y esto no puede ser tarea de una única organización, país o comunidad, subrayó. «Se trata de tener la capacidad de generar todo tipo de asociaciones para impulsar ideas de comunicación participativa, de crear mayor conciencia sobre asuntos relacionados a la cultura de paz entre millones de personas», explica.

El director general de IPS añade que «cuando decimos asociaciones, no solo pensamos en las acciones de los medios, que, sin duda, son el elemento clave. Nuestra experiencia nos muestra que estamos en una etapa en la que los medios, la sociedad civil y las organizaciones nacionales e internacionales deben asociarse de forma activa, pues la comunicación es responsabilidad de todos, no solo de expertos».

Natalie J. Goldring, investigadora del Programa de Estudios sobre Seguridad de la Facultad Edmund A. Walsh de Servicio Exterior, de la Universidad de Georgetown, asegura que, en el mejor de los casos, los grandes medios de comunicación ofician de intermediarios, investigan acusaciones de gobiernos y ciudadanos con el poder de diseminar los resultados y obligar a que se asuman responsabilidades. Pero «por desgracia, muchos periódicos han reducido su cobertura mundial en los últimos años. Algunos, incluso, cerraron sus oficinas internacionales. Los grandes medios parecen apuntar cada vez más a realizar un seguimiento puntual, en vez de prestar atención de forma consistente a los grandes asuntos globales importantes», añade Goldring, quien también es portavoz del Acronym Institute.

El concepto de una cultura de paz integra temas de desarme, resolución de conflictos y de seguridad humana. Es una tarea increíblemente ambiciosa, pero también extremadamente importante. Cada uno de los asuntos requerirá de un esfuerzo sostenido de la comunidad internacional. Para Goldring los medios también pueden contribuir a los esfuerzos hacia el desarme cubriendo, y a menudo amplificando, el trabajo de las Organizaciones No Gubernamentales.

Se lamenta que por desgracia, muchos medios le prestan mucha más atención y dan mayor credibilidad a las declaraciones de gobiernos que a las de ONG. Estas asociaciones realizan un trabajo fundamental en el terreno, tratando de prevenir conflictos, reducir los costes cuando estos estallan, y ayudar a la resolución de los mismos. También son responsables de concentrar la atención internacional en cuestiones como el generalizado e ilícito comercio de armas pequeñas y ligeras y la devastación que causan. Compartir historias de logros en una región puede mejorar las perspectivas de éxito en otras. Los medios internacionales de comunicación pueden ofrecer la información necesaria para colaborar con esos esfuerzos, remarca Goldring.

Cora Weiss, presidenta del Llamamiento por la Paz de La Haya y actual representante en la ONU de la Oficina Internacional por la Paz, señala algunas amenazas que se ciernen sobre la paz, incluido el creciente gasto militar, el calentamiento global y la violencia contra las mujeres. Weiss alertó a los periodistas de que «también hay buenas noticias». Recuerda que India y Pakistán suscribieron un nuevo acuerdo de visados, y el gobierno de Colombia y las guerrillas de las FARC dan pasos concretos en busca de la paz tras casi 50 años de enfrentamiento armado. «La ONU decretó el fin de la esclavitud, del colonialismo y del apartheid (en Sudáfrica). Llamó por unanimidad a una Cultura de Paz, y su misión es ‘salvar a las futuras generaciones del flagelo de la guerra’. «Es hora de abolir la guerra».

Article source: http://www.euroxpress.es/index.php/noticias/2012/9/30/ban-ki-moon-critica-a-la-prensa-de-mostrar-demasiada-violencia-extremista/

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NICOLAS MALDONADO

Entre los viajes de ida y de vuelta a la planta de IBM en Martínez, Mariana Moretti, una calculista científica de La Plata, solía pasarse casi seis hora por día arriba de una combi. Con una jornada laboral de nueve horas, no lo quedaba tiempo para ninguna otra actividad. De ahí que cuando su empresa necesitó alguien que cubriera un turno en plena madrugada para coordinar tareas con España, ella se ofreció con la condición de hacerlo desde su casa. Encantada con una modalidad de trabajo que dice que le cambió la vida, Mariana integra la creciente masa de argentinos que para ir al trabajo no necesitan salir de su hogar.

Aunque algunas consultoras privadas calculan que habría ya unos dos millones de teletrabajadores en nuestro país, nadie sabe con certeza cuántos son ni dónde están, porque no existen aún estadísticas oficiales que den cuenta ellos. Lo que es seguro -reconocen desde el ministerio de Trabajo- es que esta nueva modalidad de empleo ha venido creciendo en forma sostenida a lo largo de los últimos años.

“Pasamos de la era industrial a la digital y hoy se puede producir de muchas maneras. No hay que tenerle miedo al teletrabajo; es una alternativa con muchísimas ventajas”

¿Las causas? “Una mayor disponibilidad de herramientas informáticas que hoy permiten hacer desde casa tareas que antes resultaban impensables”, señala Alcides Aguirre, presidente de Brisa Social, una ONG platense que se dedica a investigar el fenómeno. Pero también, “el crecimiento del área de servicios en nuestro país” y el hecho de que “gran parte de lo que se produce actualmente son bienes inmateriales”, detalla por su parte Andrea Suárez Maestre, asesora del ministerio de Trabajo de la Provincia e integrante de un proyecto de investigación sobre Teletrabajo de la UNLP.

Tras ocho años coordinando desde su casa el servicio de soporte técnico de IBM Argentina, a Mariana Moretti no le quedan dudas de que su forma de trabajo es “producto de un gran cambio cultural”. “Pasamos de la era industrial a la digital y hoy se puede producir de muchas maneras. Por eso no hay que tenerle miedo al teletrabajo; es una alternativa que viene con muchísimas ventajas”, asegura.

BENEFICIOS INCIERTOS

Aumento en la productividad de los empleados, menor ausentismo, ahorro energético, reducción de costos en transporte y comida, mayor autonomía laboral, mejor balance laboral-familiar, menores niveles de estrés…. las ventajas que se le suelen atribuir al teletrabajo parecen convertirlo en una opción insuperable. ¿Pero es realmente así? Como referente del tema en el ministerio de Trabajo bonaerense, Andrea Suárez Maestre prefiere no darlo por sentado de antemano.

“Por ser una modalidad tan nueva no estamos todavía muy seguros de cuáles son sus ventajas y desventajas. Conocemos de hecho las generalidades que se dicen en torno al teletrabajo, pero no podemos asegurar todavía qué validez tienen esos supuestos beneficios en una sociedad y un mercado laboral como el nuestro”, afirma.

De esa falta de certezas surgió precisamente un proyecto de investigación sobre teletrabajo que se viene desarrollando desde hace tres años en la facultad de Ciencias Económicas de la UNLP. A cargo del doctor Julio Neffa, la iniciativa busca no sólo evaluar las ventajas reales de esta modalidad de empleo, sino también reconocer las implicancias que tiene en distintos órdenes (administrativo, jurídico, sociológico, psicológico, etc.) e identificar a las empresas que ya se valen de ella en nuestra región.

“Lo que hemos podido observar hasta el momento, aunque no podemos considerarlo como conclusiones, es que generalmente las personas que realizan teletrabajos valoran mucho lo que han ganado en tiempo y calidad de alimentación. En contrapartida, una de las desventajas que más señalan son los horarios insólitos que a veces deben cumplir, lo que suele convertirse en un problema desde el punto de vista del sueño y la sociabilización”, menciona Suárez Maestre.

CUESTION DE GUSTO Y APTITUD

Si hay algo en que coinciden quienes han experimentado o estudian esta nueva modalidad de empleo es que “el teletrabajo no es para cualquiera”. “Es un tema de actitud que se inicia desde la relación de confianza entre el empleador y el empleado, pero que requiere también mucha conducta de uno frente al trabajo”, sostiene Mariana Moretti, quien asegura que todas las mañanas se cambia para ir a trabajar a la habitación que está junto a su dormitorio como si fuera a la oficina. “Hasta me pongo la identificación como empleada de la IBM porque me gusta apropiarme de lo que hago para le empresa”, cuenta.

“Si uno encara el teletrabajo como algo que le va a permitir trabajar en pantuflas y pijama, lo más probable es que se termine achanchando. No es una modalidad que funcione para cualquiera ni tampoco en cualquier momento de la vida. Sin duda es muy difícil trabajar desde casa si se tienen hijos chiquitos”, comenta Alcides Aguirre.

“Hay personas que se sienten muy cómodas con el teletrabajo porque les permite estar más tiempo cerca de sus familias; y otras que en cambio necesitan el contacto físico con sus compañeros de trabajo y no logran adaptarse bien a trabajar desde la casa. Pero además de eso, el teletrabajo no es para cualquiera porque en general requiere cierto nivel de calificación, autodisciplina y manejo de nuevas tecnologías”, comenta Suárez Maestre.

La ausencia de contacto físico con sus compañeros de trabajo no es para Mariana Moretti un problema. “Por mi forma de ser, estoy todo el tiempo interactuando con ellos y teniendo videoconferencias. No me siento lejos. Pero a su vez, esto me permite algo muy valioso, que es poder cuidar a mis padres y hacer otras actividades que antes me resultaban imposibles por falta de tiempo”, dice.

EL FANTASMA DE LA PRECARIZACION

Frente al auge del los empleos no presenciales, lo que más preocupa a las autoridades del ministerio de Trabajo es que la tendencia favorezca la informalidad laboral. A falta de estadísticas oficiales y un marco normativo que regule el teletrabajo, nadie podría asegurar que ese efecto indeseado no se esté dando ya.

“Nuestra mayor preocupación, lo mismo que la de las autoridades nacionales, es que el teletrabajo termine encubriendo relaciones laborales precarizadas; que el teletrabajador quede aislado en su casa sin representación gremial y que cualquier organismo que quiera ayudarlo no tenga acceso a él por el simple hecho de no saber qué hace ni quién es”, cuenta la asesora del ministerio de Trabajo bonaerense.

“Sabemos que muchas empresas se valen de la modalidad del teletrabajo para no blanquear a sus trabajadores. Y otras empresas, si bien los tienen en blanco, son reticentes a reconocer que utilizan teletrabajadores porque, al no haber legislación, temen sufrir algún tipo de consecuencia legal”, dice Suárez Maestre.

En medio del vacío legal en la materia, el gobierno nacional puso en marcha en 2007 el Programa Piloto de Seguimiento y Promoción del Teletrabajo en Empresas Privadas, una iniciativa que le otorga respaldo legal a las firmas que se suman a ella. Hasta el momento son cerca de veinte. Están YPF, Cisco, Telecom, Byte Tech, Nielsen y Bapro Pagos, entre otras. De esta experiencia se espera extraer conocimiento suficiente para que el teletrabajo en Argentina cuente alguna vez con una ley.

Article source: http://www.eldia.com.ar/edis/20120930/trabajar-desde-casa-modalidad-crece-medio-grandes-interrogantes-informaciongeneral8.htm